Recorrido: 8 km.
Duración: 2-3 horas
Dificultad: baja
Esta ruta se puede realizar durante todo el año y los
paisajes son bellísimos en cualquier época. Pero si la hacemos en
otoño, en esas 3-4 semanas en las que los castaños se visten de colores
ocres y amarillos antes de perder sus hojas, podremos ser testigos de
un auténtico espectáculo, sobre todo en la zona de los Castaños de Calabazas.
En los alrededores de Castañar de Ibor encontramos 4 geositios (de los más de 40 geositios) del Geoparque Villuercas Ibores Jara:
En nuestro caso aprovechamos para visitar a primera hora el Centro de Interpretación de la Cueva de Castañar de Ibor, que está situado justo en la salida del pueblo en dirección a Navalmoral.
El camino que nos lleva a la Chorrera está en el otro
extremo de Castañar de Ibor con respecto a la Cueva de Castañar. La
ruta la podemos comenzar desde las propias calles del pueblo, buscando
el camino de las Pasaeras.
Pero la opción más sencilla es probablemente salir en coche en dirección a Navalvillar de Ibor y Guadalupe, hasta llegar a la altura del hostal Solaire (a la derecha de la carretera). Podemos aparcar ahí.
Enfrente del hostal, cruzando la carretera, aparece un camino que enlaza unos metros más allá con la pista de tierra.. y ya estamos en marcha.
Aunque la ruta es de dificultad baja, los primeros
kilómetros son de subida constante y parece que no acaba nunca..
Simplemente hay que tomárselo con calma y no desesperar, sobre todo si
vamos con niños. La pista es transitable para vehículos, así que ese
primer tramo se podría hacer en coche, pero hay que tener en cuenta que
hay zonas con mucha pendiente y con el camino en estado regular,
barro..
A lo largo de la subida el camino está flanqueado por castaños, que son uno de los recursos más importantes de la economía de la zona, por sus apreciadas castañas y por la calidad de la madera.
Piano, piano.. conseguimos llegar a la parte más alta de nuestra ruta, el Collado de Postuero.
Desde este collado se puede acceder al Camorro de Castañar, con una altura de 1150 metros es un mirador natural del geoparque. Pero esta otra ruta (tomando el camino de la derecha) la dejamos para los más valientes..
Nosotros continuamos por el camino que habíamos seguido, en dirección a los Castaños de Calabazas.
El paisaje cambia y los castaños dan paso a los robles, altos y esbeltos. En esta zona encontramos también encinas, alcornoques, quejigos, enebros..
El camino se estrecha un poco y a la izquierda nos aparecerá la Garganta de Calabazas con su arroyo, que nos acompañará durante todo el recorrido hasta la Chorrera.
Esta parte de la ruta es quizás la más relajada. Unos minutos de caminata y llegamos a la zona de los Castaños de Calabazas.
Son 17 castaños centenarios y monumentales, y un enorme quejigo. Forman parte de los Árboles Singulares de Extremadura.
Entre los castaños destaca por ejemplo el llamado Castaño del Postuero con un tronco enorme de unos 8 metros de perímetro y una altura de 17 metros. Las raíces superficiales son enormes y en los meses más húmedos y fríos las encontraremos con musgo verde.. precioso.
Ojo, que hay que tener cuidado de no pisar las raíces, ya que se pueden dañar y afectar a estos árboles majestuosos.
El Postuero por ejemplo tiene la friolera de 700 años y algunos de los demás castaños superan los 500.
Esta zona de los castaños es perfecta para tomar un descanso y comer un poco. Nos queda todavía un buen trecho hasta la Chorrera.
Los castaños están distribuidos a lo largo de la
garganta. A medida que avanzamos desaparece el camino y queda un
sendero que discurre paralelo al arroyo.
Uno de los ejemplares más impresionantes por su altura se encuentra junto a la Pedrera de Calabazas, una enorme extensión de piedras en pendiente, de todos los tamaños y formas, que dan lugar a lo que se conoce como laderas de bloques.
Continuamos por el sendero y dejamos atrás los
castaños. La garganta se estrecha y en las orillas del arroyo vemos la
vegetación típica de zonas húmedas y sombrías. Los helechos cubren
grandes zonas y si nos fijamos con atención iremos viendo los
ejemplares de loro (Prunus lusitanica), una especie muy rara en la Península Ibérica.
En el Geoparque Villuercas Ibores Jara se encuentra una de las poblaciones más importantes de España, con unos 7000-8000 ejemplares distribuidos en pequeñas loreras.
El sendero nos conduce finalmente a una zona de cortados en la que se encuentra la Chorrera de Calabazas.
Hay que bajar por la parte derecha, con cuidado
porque hay piedras sueltas y zonas húmedas que resbalan, hasta llegar a
la parte inferior del cortado.
El caudal de la Chorrera depende lógicamente del
caudal que lleve el arroyo en ese momento. Si ha llovido recientemente
se puede ver un chorro bastante espectacular.
En esta ocasión por ejemplo sólo caía un pequeño chorro, mala suerte.
Aun así, el sitio es impresionante, con el sonido del
agua amplificado entre las paredes de roca, los tonos verdes intensos
de las algas en las rocas, la pedrera a los lados de la Chorrera..
Apetece sentarse junto al agua, cerrar los ojos y desconectar.
Nos detenemos por un momento en la parte alta de la Chorrera, con unas vistas absolutamente impresionantes.
Queda el camino de vuelta, así que hay que ponerse en marcha volviendo sobre nuestros pasos. La Garganta de Calabazas nos engulle de nuevo entre la vegetación y las paredes de las laderas.
Vamos diciendo adiós a los loros, a la pedrera y al Postuero..
Curiosamente, todo lo que había sido una suave bajada
hasta los Castaños de Calabazas, ahora se ha convertido en una no tan
suave subida hasta que llegamos de nuevo al collado.
Sólo nos queda el tramo final cuesta abajo. Entre castaños vamos viendo ya las casas de Castañar de Ibor.
Artículo publicado para el II Día Blog Geoparque Villuercas Ibores Jara. Durante la 5ª Semana Europea del Geoparque Villuercas Ibores Jara.
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